domingo, 23 de noviembre de 2008

Pérdida



Las manos se soltaron por última vez, el roce suave quemó, dolió en el pecho entrelazado con la congoja. Sintió que fue en cámara lenta, lo supo, ya no más, otra vez.
El duelo era lo que más detestaba del amor, pero era, también, el destino que más había recorrido, más que la misma felicidad. Superar las pérdidas, asumir la soledad, encontrarse consigo misma y hacerse frente.
Lo miró desde la ventanilla, sabiendo que era la despedida, dolorida, con el arrepentimiento en la punta de la lengua contenido por la barrera de los dientes. Le dolía perder tantos recuerdos, pero la decisión era en base al futuro.
El motor dio el paso restante y la lejanía empezó a expandirse. Dos fuentes de lágrimas se inauguraron en el instante mismo. Dolía, y mucho. Habían aplicado la eutanasia a la relación agonizante que los mantenía juntos. Las hojas ya no escribirían relatos de dos, sólo reminiscencias de un pasado hermoso, pero muerto.
La película empezó a correr, y una plataforma de anécdotas, risas y alegrías se siguieron haciendo agua en sus ojos, recreaban la nostalgia de uno y del otro, de los dos.
El amor existió, pero desnutrido, se transformó en melancolía, dulzura y recuerdos.
Él la perdió a ella. Ella se perdió a si misma.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Aturdida



Desorientada,

con la mente extraviada en alguna partícula ajena,

con los labios pidiendo néctar en lugar de bruma,

busco,

como quien escudriña aquello que nunca vio,

de un modo tan impreciso como mis convicciones.


Destrozada,

por los rigores de las decepciones,

por las carcomidas esperanzas rancias,

quiero,

lo poco que se me permite pretender de esta vida,

lo que cada mano esté dispuesta a extenderme.


Remendada,

por los afectos tan puros de los que rodean mi alma,

por las fuerzas sedimentadas que dieron firmeza a mi suelo,

nazco,

para darme lo que debo y anhelo,

para no vivir de tu recuerdo, de lo posible, del jamás.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Mediocres


Me encuentro con la vista perdida
repleta de hartazgo y sentimientos encontrados,
lágrimas que susurran al oído
y gritos de decepción.

Los teléfonos empañan las ideas.
Las teorías de nada sirven sin acción.
El actuar es vano si no es de a dos.

Comprendo en la práctica que el amor no lo es todo,
y la necesidad de un complemento urge en la noche,
y orada en el día.

Besos decorativos y miradas desteñidas
se amarran a la rutina de aquello que ya no busco.

Vivir del pasado ya no es mi premisa,
preciso, requiero,
la firmeza de las voces,
la aventura de dos ojos,
y la sagacidad de un instante.

Pidió futuro y lo pensé,
dejé a un lado los recuerdos, a la espera,
y el presente, donde recuesto mi ser,
permanece sediento e inconforme,
aguarda la fuerza para el tiro certero.

Lo afirma hoy este ser autónomo,
con sentimientos libremente activistas,
que busca amor.

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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)