miércoles, 22 de septiembre de 2010

21 de septiembre


Brotes de musgo y humedad
trae el día de las no flores,
no risas,
no primavera.

El día nublado,
de pasado y carcajadas de dolor,
puebla el cielo de cenizas
con besos apasionados
entre la renuncia y la admiración.

El día en que se evoca el escape,
el simplismo,
la angustia,
es este,
con ojos que se pintan ilusionados en neuronas,
con muecas de adios risueñas que demuelen pechos.

Miserias de melancolía añeja y rastros de gargantas anudadas
trae el día de los no tallos,
no juventud,
no vida.

lunes, 13 de septiembre de 2010

L. Nada A.




¡Hasta nunca!

Su desencanto lo había llevado a despedirse,

depresión que encarna en pena.

La bala lo había hecho trascendencia

y las carrozas de fuego lo llevaban al progreso.

La traición había enceguecido sus noches,

como la tapa del ahora ataúd funesto.

Su vida había sido ajena, de tantos otros,

su muerte tan propia como el horror.



¡Hasta luego!

Se saludó con la última lágrima de tristeza.

Mantenía la esperanza de que alguien levantase su pañuelo.

Los fantasmas de las sombras no espantarían su firmeza

ante los altos enigmas de la vida.

Las boinas aun persistían en algunas cabezas intransigentes.



¡Hasta siempre!

Ruge su sangre liberada,

con el anhelo de que algún joven evoque sus barbas,

de que su lucha llegue a los más nobles corazones.

Deja un beso en nuestras frentes para que las conservemos puras.

Su buena política sólo se concibe con patriotismo, con amor.



¡Qué se quiebre pero que no se doble!

martes, 7 de septiembre de 2010

Oda al cigarrillo



Huyendo el cigarrillo hecho humo al cosmos,
presuroso, constante,
baila de libertad después de tiempo atrapado en tabaco y papel.


El fuego emancipa,
reverencia pantomimas de paciencia.
El tabaco se consume en sabor y dibujos,
verticales, ondulados y violáceos.

Odaliscas de humo voluptuoso,
o torbellinos desenfrenados que completan escenas,
se independizan de igual modo
filtrados en compañías necias por soledades esperanzadas,
o en soledades suicidas por compañías añoradas.

Un pretexto asesino que evita la muerte del tiempo en las esperas,
un cigarrillo que se prende en mis labios para no abandonarme en la muerte de tu espera.

;;
"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)