lunes, 28 de diciembre de 2015
Ese canto,
aquel que a la vida se enarbola,
pendula sobre la inocua serenidad.
Calma el arrojo dispar,
y el hambre,
afán voraz.
Bruma matinal,
espuma de oleaje asoleado,
aroma a eucaliptos surcados por alfileres de luz.
Así, vívido y pasajero.
Así, imprevisible y simple.
Brota, mana, fluye...
Liberta, transcurre, anda...
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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)