jueves, 30 de agosto de 2012
La mano cayó de ese perfil en una caricia, abriéndose a los
tres pasos la brecha de kilómetros al espanto. El ser, cansado, bajó su pulso agrietado de ayeres.
Los ojos reprodujeron alegrías hasta que la acritud terminó
por desgarrar los últimos hervores de
vida. Aquella combativa pero desbastada, aquella inocente pero vejada.
La mano cayó de ese perfil en una caricia, la más sentida y
despreciada. Corre por el rio la ilusión mortuoria de quien ya no pretende ser.
Todo -la entrega, las perfecciones, las plumas que salivan tinta-, todo yace
entre la humedad de hojas quebradizas.
Cortaron los dedos que acariciaban, y agujas apuñalaron aquellos
ojos reverentes.
Consolando a la agonía y a las sombras quejumbrosas, el rencor aguarda… espera el desfile de carrozas de
arrepentimientos para calmar las ansias; para saciar la penuria de no brindar
una mano saqueada, no consolar con miradas deshechas.
Los oídos suspiran al futuro, vivencian la paz del lamento que cortará la hemorragia. La
mano cayó de ese perfil en una caricia…
2 Comments:
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- Anónimo said...
30 de agosto de 2012, 13:51No pretendas comprender con la nobleza de tu corazón y la pureza de tus sentimientos, las bajezas ajenas, sus actitudes falsas, sus ruindades, es mas fácil que lo olvides a que lo comprendas.- Anónimo said...
7 de septiembre de 2012, 14:04Karina qué bello, viene con dolores, pero tan bello... y se me antoja creer que la mano es también alma... Un gran abrazo.
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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)