lunes, 9 de julio de 2012

XVII

Las compuertas se abrieron, 
libre brota el coagulo que se evapora,
desde sus violetas hasta sus dolores.

La retina confirma el camino, aunque éste sea.
Respiro hondo, tanto como los residuos de nicotina permiten, y pienso...



Más allá de lo burdo,
el latido se descontractura.
No hay culpas, sólo paz contra el hedor humano.

Allí no hay sangre,
no hay filantropía,
no hay confín.
Aquí, de entre la gloria,
fluye néctar.

Dibujarlos sería impreciso,
son sinuosos los bordes de la miseria.
Explicarte, 
para qué,
tan ruin minucia.

El tiempo,
paladín implacable, 
roerá el desecho de la mentira.

La vida ofrendará sus soledades a la parca indolente.

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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)