martes, 16 de abril de 2013
Emancipa la noche
el crudo rugir de resplandeceres azules.
La risa que rememora
los encierros que
resguardan
todo
mimetizado con la miseria
latente.
Deslizan esas cintas
lenguas primigenias,
dulzuras barrocas,
calor seco de felicidades
en blanco.
Escurriendo las paredes
de frío evaporado,
los ojos blancos toman el
color de la rispidez del latido.
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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)