lunes, 8 de noviembre de 2010
Te dibujo para nutrirme de tu iris.
Te dibujo
y te amo.
Te dibujo y atravieso la finitud,
esa que te es propia a pesar de la trascendencia
en la irregularidad de mis trazos.
Te dibujo
y te recuerdo.
Te dibujo y estás,
como nunca.
Te dibujo y te invento aunque no existas,
aunque hayas existido.
Te dibujo y dudo de mi cordura.
Te miro y me colma el vacío de la ficción.
Te miro y la tinta de tus rasgos me fortalece.
Te dibujo, te miro, y la soledad...
nunca
siempre.
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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)