martes, 14 de diciembre de 2010

Lisboeta


Caminaba despacio y no hablaba,
transitaba y sentía el mundo,
sentía y pensaba lo que sentía.
Existe.


Existió en su universo perecedero,
en las calles y las inmortalidades momentáneas,
en los amores inmerecidos por no hablar,
por caminar, sentir, pensar.


Era,
era poco, es tanto,
era simple, es majestuoso,
era poeta, es.

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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)