lunes, 9 de julio de 2012
Fluctúa entre los planos y los vértices. Las manos enredadas sostienen los pesos, los párpados implacables.
Ella mira a través de humo violáceo, ya indiferente, con la pausa de la anestesia eterna. Corre todo alrededor de su indolencia, en torno al silencio de sus músculos, de sus huesos.
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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)
Ely.