lunes, 9 de julio de 2012

XV

Entrá,
cómodo por la puerta de hierro
erguida e inmaculada.
Sutil se cierra,
protege,
aísla.


No vas a gritar,
no te van a escuchar.
Llegaste por su auxilio, reconfortate.
Estás acá, de éste lado,
para no sentir
                         generar
                                       mirar.


La luz tenue te adormece,
¿no querías trascurrir?
¿no era una vida sin penas ni glorias
la que anhelabas?


Entrá;
que de a poco la inacción te carcome,
que el mundo no te toca,
que no dejás huella.


Entrá,
            morí la vida, 
                                   no permitas que los sueños te vivan.

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"Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable..." (J.L.B)